Cuenta la leyenda que hace miles y miles de años, cuando los hombres y mujeres empezaban a poblar la tierra, no existían ni el sol ni la luna. Así los habitantes del planeta vivían en constante oscuridad, asustados por los numerosos genios que salían de las entrañas de la tierra en forma de toros de fuego, caballos voladores, enormes dragones…
Los hombres, desesperados, decidieron pedir ayuda a la Amalur (madre Tierra).
Aquellos vascos primitivos le rogaron a Amalur que les protegiera de los peligros constantes a los que se enfrentaban en dicha oscuridad. Amalur estaba muy ocupada e hizo caso omiso a las peticiones de los hombre y mujeres, pero estos siguieron insistiendo. Ante tanta insistencia Amalur atendió las peticiones, creando para ello un ser luminoso al que llamó Ilargi.